Aficiones las hay de todos los colores. Algunos disfrutan coleccionando sellos. Otros tirando migas a las palomas del parque. Y luego los hay que lo pasan divinamente castigando su perineo apoltronándolo sin compasión en el sillín de una bici. Una vez sentados, comienzan a pedalear. Aceleran, frenan, suben montículos, los bajan, dan bruscos giros… si hasta hay quien hace piruetas. Y al acabar, pues claro, están mucho más contentos. Vale, todo lo antes narrado era broma pero, ¿qué otra cosa positiva podemos decir de las bicicletas que no se haya dicho ya?. Son saludables, divertidas y baratas. Y por si fuera poco, son materia de incalculable valor para la creación de unos cuantos juegos de bicicletas. Encima de una bici se puede competir en carreras, se puede explorar, se puede sencillamente pasear e incluso sirven para hacer amiguitos. Las bicicletas no exigen imposibles: flacos, lustrosos, altos, bajos, yuppies, vagabundos, ninjas, superhéroes, gnomos… ¡cualquiera puede encaramarse a una!. Igual que con los juegos de bicicletas, cualquiera puede regalarse un rato bien majo con ellos. ¡Enchúfate y dale al pedal!.