En este juego de
coches no tienes que ganar
carreras, ni derrapar. Aquí se trata de
destruir. Destruir a otros automóviles en un derby loco y desalmado en el que acumulará puntos aquel que deje más vehículos inservibles, pero también el que mejor soporte los golpes de los demás y no acabe hecho trizas y en llamas.