Vuelven los vasos sedientos de agua. Ya conoces la cantinela, están deseando que los rellenes de líquido sagrado. Para conseguirlo tendrás que trazar una línea perfecta que sirva de acueducto. Debes diseñarla bien y con maestría, de manera que al encenderse el grifo el agua la recorra y caiga toda dentro del vaso. No puedes derramar ni una gota o tendrás que comenzar de nuevo.