Estas simpáticas criaturas fabricadas en gelatina se desviven por
saltar y
saltar con el fin de alcanzar la estratosfera. Para lo cual cuentan con la ayuda de varios troncos y pedruscos que les sirven de tarima hacia el infinito. La cuestión es que deben
saltar justo en el momento que estas pasan por debajo y caer cuando se sitúen en el punto justo para no derrumbarse. Toda una proeza.