Estás ante una curiosa variación del
clásico Pacman. Aquí el cabezón devorador de
bolas está quieto, pero gira sobre sí mismo. Justo encima suyo hay una compuerta que, al ser abierta, deja caer un puñado de
bolas. Has de intentar que la mayoría de ellas entren en la boca de
Pacman. La misma cantidad de estas es la que rellenará el depósito para la siguiente tanda. Cuando se acaben las
bolas, se acaba la partida.