SI lo que quieres son juegos
clásicos, aquí tienes al padre de todo ellos: El entrañable
Pacman. Con una estética totalmente afín al juego original, sin retoques y añadidos, de lo que se trata es de recorrer el
laberinto devorando bolitas. Y cuando los fantasmas se acerquen demasiado, ya sabes cómo proceder, cómete la
bola gorda y no dejes ni un fantasma sano.