No es que este pequeño
pingüino saltador quiera emular al famoso fontanero del bigote, pero lo intenta. Para ello recorre numerosas
plataformas en las que tendrá que esquivar
monstruos y peligros a saltos y acumular monedas y otros apetecibles power ups. La meta es llegar al castillo, encender las luces, cerrar la puerta y hacer una siesta.